Pequeñas Historias
Ocultas entre líneas
La brújula de la felicidad
La excusa perfecta se llama inspiración, pero un buen escritor nunca sabe de donde saca las ideas, lo otro, es un ladrón. A veces un escritor siente el vértigo de la hoja en blanco, porque sabe que al otro lado de esa delgada página, está el lector. En las primeras novelas un autor va soltando su corteza, pero es a partir de la cuarta cuando empezamos a saborear su auténtica sabia. Cuando el sentimiento brota en palabra, y la palabra fosiliza en escritura, alcanza un poder de otra dimensión, escapa por encima del tiempo y atesora la magia de transformar la vida de cualquiera; si en el momento en que es leída, se funde con el sentimiento con que fue escrita, venciendo entonces cualquier tiempo que distancie esos instantes.
Un escritor es la herramienta que usan las palabras para desenterrar su verdadero valor, que a veces queda sepultado tras una espesa capa de tiempo y de olvido; y otras veces para ayudar a recuperar su significado a aquellas que fueron forzadas a prostituirse en boca de esos charlatanes y encantadores de serpientes, que tergiversan el lenguaje, y lo que haga falta, con tal de beneficiar y engordar su poder.
"No vayas por donde el camino te lleve, ve por donde no hay camino y deja tu huella".
Ralph Waldo Emerson
Confieso, sin ningún pudor ni remordimiento, que soy un ladrón, por ahora; y que aspira a ser, como todos seguramente, no uno simple y vulgar, sino un gran ladrón. Me dedico a robar miradas, momentos, situaciones y hasta vidas. Luego junto esos trozos, espero a que con ellos una voz en mi cabeza me cuente una historia, que simplemente escribo y hago que parezca mía. Esto que parece algo simple, en realidad es una enfermedad incurable. Pido perdón a todos aquellos que sabrán reconocer, entre líneas claro, aquello que fue suyo, y apelo a su buen corazón de que me concedan su renuncia. Como dijo algún escritor, de esos que jamás debes fiarte, “ el tiempo nunca vuelve hacia atrás, no intentes hacerlo tú ”.
J.G. Marmolejo